Miguel Pineda: Negocios y Empresas
- Finanzas
- octubre 21, 2025
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urante la Edad Media los alquimistas buscaban la piedra filosofal, un material o elixir que convirtiera cualquier metal en oro o plata. Además, pensaban que al consumir esa sustancia el ser humano alcanzaría la inmortalidad, la sabiduría, la perfección y la felicidad.
Este pensamiento mágico se mantiene en la edad moderna. Ahora, con la inteligencia artificial parece que cualquier cosa se puede lograr. Un ejemplo es lo que señala Darío Amodei, no cualquier charlatán, sino el líder de Anthropic, una firma en la que Google y Amazon han invertido miles de millones de dólares.
De acuerdo con Amodei, en una década la inteligencia artificial acumulará en un centro de datos la genialidad del ser humano, acelerará el descubrimiento de fármacos para frenar enfermedades infecciosas, genéticas, el Alzheimer, la diabetes, la obesidad y las cardiopatías. Además, duplicará la esperanza de vida, a 150 años.
Para lograr estos objetivos, Anthropic desarrolla programas de biología y salud física, de neurociencia y salud mental, caminos para reducir la pobreza, políticas públicas para alcanzar la paz y una revolución de la actividad productiva para contar con más tiempo libre, entre otros sueños.
Con estos ideales, grandes empresas del sector invierten cantidades inconcebibles en chips, investigación y enormes centros de datos. Entre las empresas que comprometen más de mil millones de dólares en cada uno de estos proyectos están Open AI, Nvidia, Meta, Intel, Oracle, Microsoft, Google, Tesla, Samsung, Amazon, Anthropic y otras especializadas en el desarrollo de procesadores.
Las inversiones son de una magnitud nunca vista. El problema es que las expectativas casi inconcebibles sobre el potencial de la IA pueden generar una burbuja financiera que acabe en un colapso por falta de rentabilidad. Todos quieren participar en el boom de esta tecnología, nadie se quiere perder la oportunidad de multiplicar su riqueza con esta piedra filosofal.
Algunos líderes han encendido las alarmas. Sam Altman, de Open AI, señala: “Algunos de nuestros competidores fracasarán y otros tendrán un éxito rotundo; así es como funciona el capitalismo… Sí –concluye–, sospecho que alguien va a perder una cantidad fenomenal de dinero”.