
La visita del Papa Francisco a la cárcel antes de morir: su amor por los presos se mantuvo hasta el final.
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- abril 23, 2025
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Los presos siempre ocuparon un lugar especial en el corazón del Papa Francisco, algo que no dejó de mostrar a lo largo de su pontificado.
Los visitó en los diferentes países a los que viajó e incluso decidió abrir él mismo una Puerta Santa, por primera vez en la historia, en la cárcel de Rebibbia por el Jubileo de la Esperanza.
En su primera Semana Santa tras ser elegido Pontífice, en el año 2013, se trasladó a la cárcel para lavar los pies a los presos, un gesto que repitió cada año hasta su último Jueves Santo, cuatro días antes de morir.
El pasado 17 de abril, en medio de su fragilidad, visitó a los presos de la cárcel Regina Coeli, cercana al Vaticano, testimonio de su incansable defensa de la dignidad humana y su predilección por los descartados.
El P. Raffaele Grimaldi, inspector de los capellanes de las cárceles italianas destacó en conversación con ACI Prensa que este gesto del Santo Padre, cargado de simbolismo, es una muestra de que “su atención hacia los últimos y hacia los pobres la manifestó hasta el último día”.
El “gran mensaje” del Papa Francisco
“Al ir a Regina Coeli, pocos días antes de volver a la casa del Padre, quiso dejarnos un gran mensaje de atención hacia los encarcelados. Él luchó por ellos desde el primer momento desde que fue elegido Pontífice, pero también antes, ya cuando estaba en Buenos Aires”, remarcó.
Para el P. Grimaldi, quien antes de coordinar a los 230 sacerdotes que atienden a los presos en Italia fue capellán en la cárcel Secondigliano de Nápoles durante 23 años, señaló que, de alguna manera, el Santo Padre quiso despedirse de ellos, después de darles esperanza durante más de 12 años.
“El Papa Francisco dejó este mundo terrenal entregándonos una tarea: la de continuar su obra junto a los encarcelados”, subrayó el sacerdote italiano.
A pesar de su delicado estado de salud, el Santo Padre se reunió con 70 presos al inicio del Triduo Pascual. Durante el encuentro, el Pontífice explicó el motivo de su visita, vinculada al Jueves Santo y al tradicional gesto del lavatorio de los pies: “Me gusta hacer cada año lo que hizo Jesús el Jueves Santo, el lavatorio de los pies, en la cárcel”.
“Este año no puedo hacerlo, pero sí puedo y quiero estar cerca de vosotros. Rezo por vosotros y por vuestras familias”, dijo el Pontífice a los presos con un débil tono de voz.