León Bendesky: Exuberancia irracional recargada

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na frase parece encapsular el significado del proceso que en buena medida está en curso, hoy, en el mercado de valores, la bolsa de Wall Street: El insensato exceso de confianza. El Financial Times define el desempeño del mercado accionario en Estados Unidos durante este año como una especie de levitación. Esto ocurre en un escenario que incluye elementos como: la guerra comercial, el creciente déficit fiscal y la mayor deuda pública, las tensiones geopolíticas generalizadas o el desmantelamiento del orden internacional de la posguerra y la perspectiva de un menor crecimiento del producto. Ese complejo entorno no ha conseguido contener el rebote registrado en los índices desde el pasado abril.

The Wall Street Journal describe un fenómeno que apunta a la situación a la que el antiguo presidente de la Reserva Federal Alan Greenspan describió como la exuberancia irracional. Se trataba entonces, hace casi 30 años, de la crisis asociada con las empresas tecnológicas denominadas dot com (.com).

Tal condición corresponde a un infundado optimismo por parte de los agentes que operan en el mercado y que carece de cualquier fundamento real en cuanto a la valuación de las empresas, sus fundamentos financieros y, en especial, los flujos que generan. Lo que predomina, en cambio, son los factores sicológicos. Una versión de los famosos espíritus animales a los cuales se refería John Maynard Keynes aludiendo a los impulsos emocionales que influyen en las decisiones económicas.

Ahora, esta conducta se manifiesta ejemplarmente en el acrónimo DORK que proviene de los símbolos para ejecutar órdenes de intercambio de ciertas acciones. En este caso se trata de acciones de las empresas Krispy Kreme (donas), Open Door (tecnología en bienes raíces), Rocket Cos (diversas transacciones financieras) y Kohl’s (tiendas departamentales especializadas). DORK se compone de las iniciales de estos símbolos. Se trata de un episodio de gran especulación que poco tiene que ver con los resultados financieros de esas empresas. Curiosamente, dork en inglés, se traduce como estúpido o menso. Una ironía que viene muy bien al caso que describe.

El asunto se relaciona con las llamadas acciones meme, cuya popularidad se asienta en un creciente sentimiento social coordinado en torno a las redes sociales y que tiende a provocar una subida de los precios. Se genera, así, una especie de sistema de apuestas alrededor del cual se va creando un grupo de incautos manipulado por profesionales. Se crea un marco de crecientes fantasías alentadas por ganancias rápidas, pero que eventualmente llevan a la quiebra de las posiciones de inversión.

Cuestiones como éstas se han tratado de modo pertinente en la literatura económica, como son los casos de Las memorias de delirios populares extraordinarios y la locura de las masas, escrito por Charles Mackay a mediados del siglo XIX; el clásico de Charles Kindleberger titulado Manías, pánicos y crisis, de 1978, o bien, en otra vertiente como La gran apuesta de Michael Lewis, de 2013. No faltarán casos para seguir aumentando ese conjunto de historias.

Una expresión fehaciente de la exuberante valuación accionaria que se ha alcanzado en Wall Street es el de la empresa Nvidia, productora de microprocesadores de inteligencia artificial y cuya valuación de mercado ha alcanzado el récord de 4 billones de dólares (4 trillones, según se mide en Estados Unidos). Las seis empresas con mayor valor de mercado forman parte del sector tecnológico.

Se ha señalado ya reiteradamente que el alza de los precios de las acciones ha desatado un estado de euforia que anticipa la creación de burbujas de alta especulación y, por tanto, de creciente riesgo. No obstante, cuestiones tales como el aumento de la deuda pública, el impacto de la más reciente legislación presupuestal en Estados Unidos, el enfrentamiento abierto con la Reserva Federal y el cuestionamiento mismo de su estatuto de independencia, así como la repercusión adversa sobre el mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos y en el valor del dólar, no han detenido el alza del mercado de valores.

Al mismo tiempo, el precio del bitcóin ha resurgido de modo notorio siendo un instrumento eminentemente especulativo. Recientemente se ha legislado sobre el mercado de las criptomonedas, que está en proceso de expansión, y en particular sobre las denominadas como monedas estables. Esto abre nuevos espacios para la especulación y los excesos.

El panorama financiero se está modificando profunda y rápidamente. Habrá que seguir su evolución y el impacto sobre los escenarios de riesgo económico y, en particular, sobre la estabilidad financiera. El entorno de euforia financiera que hoy prevalece expresa que, por ahora, un elemento clave de las inversiones está relegado; se trata, en última instancia, de la posibilidad de perder.

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