Policía, cómplice del “fracaso organizativo” en el partido entre Independiente y U de Chile
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- agosto 31, 2025
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Policía, cómplice del “fracaso organizativo” en el partido entre Independiente y U de Chile
▲ Los registros del público de las trifulcas aportaron información fundamental para saber qué pasó en la ciudad de Avellaneda.Foto Ap
Hernán Muleiro
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 31 de agosto de 2025, p. a10
Las imágenes del partido del 20 de agosto recorrieron el mundo: un enfrentamiento entre las barras bravas del Club Atlético Independiente contra aficionados de la U de Chile, en el que los chilenos arrojaron desde piedras hasta sanitarios, mientras los argentinos, con la complicidad policiaca, atacaron de manera ultraviolenta a la tribuna visitante.
La forma de organizar a los seguidores estaba condenada al fracaso desde que tanto el club local como la Confederación Sudamericana de Futbol (Conmebol) aceptaron poner a las aficiones contrarias una arriba de la otra, sin protección ni seguridad. El partido fue cancelado, pero en ese contexto, sin las normas mínimas de resguardo al público, nunca debió de haber comenzado.
Esa misma noche el presidente del Club, Néstor Grindetti, hizo declaraciones reclamando pasar a la siguiente fase y responsabilizando a la U de Chile por todo lo sucedido. De ambos lados de la cordillera se entendió como una clara falta de sensibilidad humana.
Hay más de un correlato político que ayuda a entender el nivel de violencia ejecutada por las barras. Los enfrentamientos duraron horas, pero la causa judicial va a tardar meses, como mínimo. La reconstrucción cronológica de los hechos exhibe la connivencia policiaca, que deja marchar a la barra brava de Independiente de su estadio, el Libertadores de América. Es una de las múltiples situaciones que tuvieron que hilarse para que sucediera lo que sucedió: la seguridad del partido quedó comprometida mucho antes de que el árbitro pitara el comienzo del encuentro.
No se trata sólo de lo que el presidente chileno, Gabriel Boric, denominó correctamente como “fracaso organizativo”, una relación fiel con el elemento policiaco es considerado en el folclor futbolístico como una ofensa total.
Crisis institucional
Los fanáticos afirman que Independiente fue coaptado hace muchos años por diferentes facciones de la política y dicen que esto es lo que llevó al club a un estado de crisis permanente. Se trata del ex presidente Hugo Moyano, célebre sindicalista del gremio de camioneros, asociado con el peronismo, o de su opositor y actual mandamás del club, Néstor Grindetti, referente de la oposición del partido llamado PRO. El consenso general es que ambas facciones trataron al club como un negocio y perjudicaron al Club Atlético Independiente.
El otro contexto político en el que se inscribe la violencia trágica de lo sucedido tiene que ver con las próximas elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires, zona que abarca a Avellaneda, ciudad en la que se jugó parcialmente el partido.
No sería la primera vez en que este tipo de situaciones están atadas a disputas que exceden el futbol hasta el límite de lo impensable: en un marco electoral, el estadio funciona como lupa magnificadora. Una teoría al respecto de los incidentes destaca que sucedieron el mismo día en que estalló un nuevo escándalo del gobierno de Javier Milei, relacionado con filtraciones telefónicas y que exponen un caso de corrupción vinculado con el retiro del financiamiento estatal para personas con discapacidades.
Imagen restringida
La filmación de estos eventos es para uso exclusivo de los canales deportivos que emiten las contiendas, pero en el contexto de lo sucedido, la limitación funciona como un blindaje mediático a la Conmebol. Al final, los registros del público aportaron información fundamental de lo que pasó en Avellaneda: no fueron sólo las barras, también los hinchas comunes y ocupantes de las plateas de Independiente incitaron al enfrentamiento en las tribunas.
La violencia en competencias futbolísticas recientes organizadas por Conmebol es recurrente. Los partidos son aprobados por la asociación, aunque luego se desligan de cualquier responsabilidad por lo que pueda suceder. El desastre evitable más recordado de los últimos tiempos aconteció cuando la selección de Argentina fue a jugar contra la de Brasil en noviembre de 2023, y la disposición del público en el estadio Maracaná mezcló a las dos aficiones en la misma tribuna, un error evitable que terminó en represión policiaca hacia el público visitante.